La rayuela Rdio

martes, 19 de enero de 2010

CAMINO A SANTIAGO

Hasta aquí ha llegado mi camino,
después de tanto haber recorrido.
Es casi una año desde mi partida,
y aún mi alma sigue de pasión encendida.
Quemando por la llama del amor,
que por tanto haber ardido se apagó.
Mis pies han pasado por tantos lugares,
que hoy ya no pertenezco a ninguna parte.
Mis ropajes desgastados por el tiempo,
son testigos de cuanto eh anhelado este momento.
Lágrimas de mi rostro caen,
con la tierra se funden.
Puedo cerrar mis ojos para que acaben,
las pesadillas que me confunden.
Cayendo de rodillas y mirando al firmamento,
en mis mejillas el color de alcanzar el reto.
Mis ojos clavados en el infinito,
no hay emoción para expresar;
el logro de lo que muchos pensaban era un mito.
El silencio me habla al oído,
el sol contemplo perdido.
Hoy vale la pena lo vivido,
pues mis sueño eh cumplido.
Miles de amigos me vienen a despedir,
doy mi vestimenta para que la quemen frente a mi.
Un navío aparece a lo lejos,
es mi carruaje al sueño eterno.
Las estrellas aparecen y hacen un sendero,
no anochece este día pues me voy al cielo.
Siento paz y ligereza,
siento alas y una aureola en mi cabeza.
Mi mirada regresa,
observa tu ser mientras se aleja.
Esperaré del otro lado,
jamás podré olvidarlo;
que el amor que sin querer sembramos,
muy tarde lo cosechamos.
Mi abrazo esperará,
a un día verte arribar.
Para tomarte de la mano,
y enseñarte aquel bello lugar.
Y las olas han de cobijar,
el amor eterno que se queda en mi lugar;
en el mundo terrenal.
Desde el cielo te eh de mirar,
para tus oraciones hacer a Dios llegar.
Cada vez que me recuerdes mira al cielo;
y lo has de ver brillar.
Cada vez que me recuerdes yo te ruego,
que lágrimas por mi no vuelvas a derramar.
Pues ya no estoy en el cielo, estoy contigo.
Pues ya no soy un hombre muerto,
soy tu alma, suelo amarte y soy tu cielo.

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